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16 may 2011

Aquellas flores de invierno

No siempre es momento para la primavera.
Árboles caduca, animales que hibernan,
todos esperan pacientes a que llegue el verde,
el día, la vida victoriosa.

Sin embargo, hay veces que surgen flores espontáneas,
como retando al frío invernal a que se vaya.
Notas de color rebelde
en un panorama blanquinegro
que esgrimen su aroma veraniego con orgullo,
desafiantes. Flores de destino patético, heróico,
pues ninguna llegará a ver la primavera.
Ninguna vivirá lo suficiente para bañarse en sol,
ni en color, ni en verde. Su destino será distinto.
Ellas viven para el hoy, para el frío y la lluvia,
y la nieve y la ventisca. Se inmolan, tenaces,
por una causa última, más allá de la vida de ningún ser:
la belleza.
Se dejan ver, y mueren, cuando todos aún se esconden.
Cuando sus colores y su herencia en el aire despuntan más que el sol
y que la tierra mojada del invierno.

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