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24 feb 2011

Al final

Y al final
cuando vayamos a la tumba,
nos llevaremos solamente
lo que somos.
Aquello que hayamos
conseguido, nuestros logros,
pero nada de equipaje.
No nos llevaremos los años,
sino los días vividos,
y las noches verano,
eternamente.
Cuando no haya luz ya
que nos haga abrir los ojos
ni alarma que nos despierte
de aquel sueño,
sólo valdrá el epitafio
que otros escriban de nosotros.
Sólo valdrán los sabores nuevos
que se probaron en vida,
y el amor.




19 feb 2011

Hasta la próxima

Ahora que ya te has ido,
que tú y tu avión alzáis el vuelo en solitario,
rodeado de todas las gentes del mundo.
Ahora que contemplas nuestra cama
desde la ventanilla, a kilómetros de altura.
Ahora que no me ves si giras la cabeza,
que volvemos a ser dos,
escucha lo que te pido:

Léeme bien, y lento, y claro.
Y no pierdas la música de lo que digo
(pues los gestos ya no valen)
Deshecha la gramática y la retórica,
no las he tenido en cuenta cuando escribía.
Olvida esos comienzos de cartas,
sus finales, todo lo que hayas oído ya.
Olvida la palabra fácil que empaña
aquello que te quiero decir.
Mira alrededor por un momento,
pero no me busques, no leas mis labios.
No me leas como se lee un poema,
ni digas en silencio estas palabras.
Y si hace falta, léeme sólo una vez,
y tira este papel desde ahí arriba
(aquello que recuerdes,
será sólo aquello que te dije).
Pero sobre todo no idolatres un papel,
ni estos tristes símbolos tipográficos.
No quiero que sea tu vista, ni tus dedos,
aquello que me grabe en tu memoria.

Léeme bien, y lento, y claro:
Mira hacia arriba, y respira,
observa la cabina donde vuelas.
Ve pasar las nubes cerca tuya,
imagina que las tocas con tus dedos,
y haces música con ellas.
Disfruta del sol pálido del crepúsculo,
que se va como te vas tú, y disfruta
de la seguridad de saber
que mañana saldrá de nuevo.
Relájate sobre tu asiento,
acaríciate.
Degusta, traga tu saliva.
Comprueba de nuevo que estás
en este mundo, que sigues vivo.
Siente que tu ropa, tus zapatos,
no son apéndices tuyos, de tu cuerpo.
Mira las caras de los demás en el avión,
busca en ellas la belleza.
Pregúntate cuánto más afortunado
eres tú que ellos.
Pregúntate cuánta más belleza
llevas tú contigo.

Sé consciente de las cosas bellas
que siempre te acompañan,
y entonces, dime si en tu cuerpo
y las cosas que te acompañan para
la eternidad
-en tu belleza, en tu fortuna,
en las nubes del cielo, o tu saliva-
hay un espacio eterno para mí.







Otoño

Te caes de las ramas,
te agarras a las hojas.
Te resbala el rocío,
intentas agarrarte al aire
entre zarpazos.
Caes, y ni siquiera hay tiempo
para respirar, tan sólo
la verticalidad de tu destino.
Ya sabes lo que va a pasar,
ya sabes lo que viene ahora.

Pero no sabes con quién.

7 feb 2011

Entre sábanas

La luz de terciopelo
desciende de la ventana.
Entre las sábanas
yace un blanco iluminado,
y sobre él,
el más blanco de los adonis.

El silencio se escapa
a los primeros cantos
del amanecer. El sol
no detiene el día,
pero aquí aún es de noche.

Llegan a mi nariz olores
originales, primeros,
como si acabara
de venir al mundo
ahora mismo.
Y desde aquí, te alcanzo.

3 feb 2011

Te perdí

Te perdí, me perdiste.
Ni los síes, ni los ahoras,
ni los siempres ya quedaron.
Ni las lágrimas de enfado,
ni los ecos, ni las manos enlazadas,
ni buenos, ni malos
recuerdos.

Se acabó, te perdí.
Te he perdido.
Me tendré que conformar
con ser un desconocido,
por ser al menos algo
de ti.
Me tendré que quedar
con lo que digan otros
de nosotros.
Escucharé con atención
lo que otros digan que
hemos sido,
mas nunca levantaré ningún
monumento, sobre el lugar
sagrado de tus cenizas.