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18 ene 2011

Nunca borraría los mensajes
de despedida.

De quemar aquel cajón,
con todas las cartas
y los fósiles del pasado,
los 'sies' y los 'holas',
toda la casa ardería detrás.
Nada más quedaría ya
de mi memoria.
No habría paredes,
ni mapas, ni caminos,
ni siestas, ni susurros.

No quedaría ya ni la tierra
con que cubrir mi descanso,
ni la esperanza ya
de haber vivido.

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