todavía me acuerdo,
no fue importante
en nuestra historia,
nuestra historia lo marcó.
Estabas ahí,
parsimonioso,
crecido de carisma,
joven y atractivo.
Sonreíste y ya nada,
nunca más,
volvería a ser como antes.
Sin embargo,
aquel día no fue especial,
en nada, fue sólo uno
más
de los días que ya vivimos.
Y de los que nos quedan
por delante.
Fue una gota de miel,
en un banquete de dulces,
tartas y pasteles.
Fue la humilde galleta,
sobria,
que sujeta la tarta.
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