Te fuiste,
y me dejaste de tu perfume natural,
del himno de mi frustración,
repleta mi almohada.
Nunca más supe de ti,
mas bien te recuerda mi memoria,
como de mí se convalece y me señala,
por no ser de ti capaz.
Se ríe cuando duermo
sobre el plumón que un día
te dio descanso. Cuando me miro
ante la imagen taciturna y pobre
del espejo que una vez
fue testigo de ti.
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