buscando mi nombre verdadero.
Aquél que no tiene letras,
ni suena,
por el que me llamarán
en el cielo.
Todos estos años perdidos,
buscando en calles oscuras,
y en las orillas de los libros,
y en los bolsillos
de todos los pantalones del mundo.
Ni una pista, ni un mapa, ni un brazo
que apuntara a mi destino.
Un buen día, sin embargo,
salí de mi locura:
Fue el día que te encontré
en ninguna parte, y supe,
que era tu nombre el que buscaba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario