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23 ene 2011

Pasé toda mi vida
buscando mi nombre verdadero.
Aquél que no tiene letras,
ni suena,
por el que me llamarán
en el cielo.
Todos estos años perdidos,
buscando en calles oscuras,
y en las orillas de los libros,
y en los bolsillos
de todos los pantalones del mundo.
Ni una pista, ni un mapa, ni un brazo
que apuntara a mi destino.

Un buen día, sin embargo,
salí de mi locura:
Fue el día que te encontré
en ninguna parte, y supe,
que era tu nombre el que buscaba.

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